Durante años Japón ha matado a unos cien rorcuales norteños al año sosteniendo que era en nombre de la ciencia y que la carne de ballena sobrante se vendía para financiar las labores académicas. A principios de año abandonó la caza en alta mar. El comité de la CITES (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres) ha declarado que vende la carne de con fines comerciales y que esto debe parar. El incumplimiento podría hacer que quedara excluido del lucrativo comercio legal de especies silvestres.

Un ejemplar de Rorcual Común de unos dieciséis metros de longitud ha muerto este miércoles tras quedar varada en la cala del Figo, ubicada en el concejo de Tapia de Casariego en la costa occidental asturiana.

Islandia parece ser la más confusa de las Naciones en lo que se refiere a las ballenas. Por un lado atrae a turistas internacionales de todo el mundo para salir y ver ballenas como parte de sus encuentros con muchas maravillas naturales de Islandia. Por otra parte mata ballenas para el beneficio, con una cierta porción de la matanza incluso que es alimentada a algunos de los mismos turistas en restaurantes y cafés. La compañía ballenera Hvalur HF, cuyo nombre significa "Whale, Inc. " en islandés, anunció el martes que reanudaría su matanza

Cinco balleneros capturaron 333 ballenas Minke (pequeños rorcuales) tal como tenían previsto. Japón ha firmado la moratoria sobre la caza de la Comisión Ballenera Internacional, pero se ampara en una cláusula que autoriza la caza de cetáceos con fines científicos. La industria ballenera se desarrolló tras la II Guerra Mundial, para aportar proteínas animales a los habitantes. La demanda de los consumidores japoneses disminuyó sin embargo en los últimos años.

Tres buques zarparán de aquí al jueves para una misión prevista hasta fines de septiembre con el objetivo de cazar 43 ballenas Minke y 134 rorcuales norteños, precisó la Agencia de Pesca y el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

El documental, Slaget om kvalen ("Batalla de agonía"), muestra imágenes espeluznantes de la industria ballenera de Noruega, incluyendo una escena sangrienta donde un pescador corta una ballena y elimina su feto.

Una cría de rorcual tropical -Balaenoptera edeni-, con rasgos distintivos de un ejemplar neonato, apareció sin vida el pasado martes, 20 de septiembre, en la playa de Caleta de la Ballena, dentro del municipio de Antigua (Fuerteventura).

El jóven protagonista de esta historia se llama César Espino. Al parecer el y su compañero navegaban en el día de ayer a unas 2 millas de Morro Jable cuando vieron una boya utilizada para palangre y alrededor de ella la salida de aire de una ballena, un rorcual de unos 15 metros que se encontraba sola. Sin dudarlo se tiró al agua y vió como el animal estaba enganchado a los anzuelos tanto en la boca como en la cola. No se lo pensó, se puso ante la ballena y tras una hora de trabajo consiguió salvarla.

En 2008, Frances Gulland, científica del Centro de Mamíferos Marinos en Sausalito, Estados Unidos, encontró a dos cachalotes machos varados en la costa norte de California, cuyos estómagos estaban llenos de trozos de red de pesca, cuerdas y otras piezas de plástico.