Un abogado lideraba una banda que simulaba accidentes de tránsito para reclamar sumas millonarias. Olga estaba sentada en una silla del Juzgado Civil y Comercial 12 de San Isidro, adonde se había acomodado con mucha dificultad. Aún no podía caminar bien por la grave lesión que había sufrido en su pierna izquierda. Y nunca lo haría.