Más de un centenar de activistas de Rebelión Científica, movimiento formado por investigadores y académicos tiñeron ayer de sangre (pintura biodegradable) las puertas del Congreso de los Diputados. La acción se enmarca en la campaña internacional -de concienciación en materia de cambio climático- que Rebelión Científica está ejecutando en 25 países. Si lo que dice la ciencia no se escucha, el comportamiento de los gobiernos se está convirtiendo en un crimen de masa de escala inédita con la responsabilidad de los grupos de intereses económicos