De todas las espectaculares playas que tiene la isla caribeña de St. Maarten, hay una que es la favorita de los turistas: la de Maho. La diferencia no está en su belleza natural, sino en la posibilidad de ver a un avión pasar muy de cerca sobre la cabeza al aterrizar y sentir la potencia de las ráfagas que producen los reactores de las aeronaves al aterrizar y despegar. Este miércoles, una mujer neozelandesa de 57 años murió tras ser impulsada hacia atrás por el aire producido por los potentes motores de un avión que iba a despegar.