Es una forma de cambiar de vivienda sin hacer un importante desembolso económico, ni tampoco depender de financiación hipotecaria. Además, estos inmuebles son, en general, más baratos, ya que suelen tasarse a un precio por debajo del de mercado. Aunque este “trueque” de viviendas no es algo nuevo (era muy común en la venta de terrenos a promotores), es algo que suele darse cada vez que se produce una crisis económica. En 2007 y 2008, se permutaban más de 10.000 viviendas al año en España, casi 10 veces más que en estos últimos años.