El Gobierno de España, enmarcado en los ministerios de Sanidad y Ciencia, “va a publicar informes de evaluación de evidencias científicas de prácticas sanitarias antes de fin de año”, según han confirmado fuentes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a Redacción Médica. Un documento de alto interés, pues técnicas tan populares como la acupuntura, la homeopatía, la osteopatía o el yoga, entre otras, siguen pendientes de que se avale su efectividad o su ineficacia.

La delimitación entre ciencia y superchería está desdibujada en la actual profesión de fisioterapia. “La osteopatía, que no tienen ninguna base científica, está inmersa en la fisioterapia de una manera muy desgraciada”, denuncia a este medio un joven fisioterapeuta, vicedecano de una universidad, contrario a la actual regulación de esta profesión sanitaria. “Las leyes que explican la osteopatía están anticuadas y no se sostienen”, sentencia José Santos, secretario General del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.

Un grave problema en la espalda, un acertado diagnóstico osteopático sistemáticamente ninguneado por los médicos de la Seguridad Social y finalmente, tras una resonancia, un resultado. ¿Tirar el dinero? Desde luego. Pero no con el osteópata.