Cinco farmacéuticas, fabricantes de opiáceos, pagaron más de 10 millones de dólares a grupos de interés y médicos para promover el uso de su producto. Muchos de estas asociaciones amplificaron los mensajes de la industria para apoyar el uso de los analgésicos, según el informe presentado en el Senado de Estados Unidos. El informe McCaskill detalla cómo los grupos que recibieron las donaciones se alinearon con los objetivos de la industria, pudiendo haber jugado un papel en la epidemia de sobredosis que solo en 2016 causó 42.000 muertes.
