En el año 1879, el cirujano y antropólogo Paul Broca - famoso por haber dado nombre al área del cerebro relacionada con el habla - analizó el bulbo olfativo en los humanos y lo comparó con el de otros animales. En su opinión, el menor tamaño de nuestra área dedicada a percibir olores se debía a que las personas tenemos libertad de juicio y no dependemos de nuestro olfato para sobrevivir como le pasa a los perros y a otros mamíferos. Con aquella afirmación, según el investigador John McGann, comenzó a forjarse un mito sobre la escasa...