La necropsia revela que pudo fallecer tras ingerir amanita y que fue cortado posmortem. El Principado remite el informe a la Fiscalía. Los cadáveres del osezno hallado en Somiedo y de otro localizado en 2015 estaban infectados con una hepatitis canina

Dos excursionistas cántabros localizaron el cadáver de este animal en mal estado de conservación tras ser parcialmente devorado por otros animales. El cuerpo del oso fue hallado en un entorno donde el pasado septiembre ya fue localizado otro cadáver, cuya necropsia demostró que había muerto de un disparo.