Tras una caída espectacular de los casos entre 2000 y 2016 gracias a las grandes campañas de vacunación, el sarampión ha experimentado un fuerte resurgimiento en el mundo, debido a la insuficiente vacunación ligada en particular, en algunos países y comunidades, a la desconfianza en vacunas. Esta desconfianza hacia la vacuna combinada contra el sarampión, las paperas y la rubéola, conocida en varios países como «triple», fue motivada por un estudio de 1998 que vinculó la vacuna y el autismo.