Un ciclón causó inundaciones en comunidades costeras y dejó a cientos de miles de personas sin luz el lunes, después de tocar tierra durante la noche a lo largo del estado de Bengala Occidental de la India y Bangladesh, donde casi 800.000 habitantes fueron evacuados.

Con los niños a cuestas, con los ancianos enfermos, con las cuatro pertenencias que pudieron agarrar de sus casas. Con el frío en invierno y ahora con el calor que empieza a apretar. Más de un millón y medio de palestinos iniciaron hace siete meses un éxodo en busca de refugio tras el inicio de la ofensiva militar israelí en Gaza que les ha llevado a un peregrinaje que no parece tener fin.

El Ejército israelí emitió este sábado nuevas órdenes de evacuación sobre barrios del norte de Gaza, donde intensificó sus ataques contra el campo de refugiados de Yabalia, en una jornada con más de 80 muertos y gran devastación también en el este de Rafah. Según fuentes médicas, al menos 28 palestinos fallecieron este sábado en Yabalia, entre ellos diez niños y diez mujeres, en un ataque aéreo israelí contra un bloque residencial cerca del Hospital Kamal Adwan, en el que también fueron heridos un número indeterminado de personas.

“Cualquier operación terrestre en Rafah significará más sufrimiento y muerte” para 1,2 millones de desplazados refugiados allí, dijo ayer el portavoz de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA). La OMS informó que elaboraron planes de contingencia tipo “curita” por si Israel lanza una incursión militar a gran escala, pero nada será suficiente para evitar que la catástrofe humanitaria empeore. El sistema de salud no soportaría: causaría otra ola de desplazamientos, más hacinamiento y enfermedades, y menos acceso a comida, agua y sanidad esencial.

Desde hace un año, Sudán atraviesa una guerra entre los militares que gobiernan la nación desde el golpe de Estado de 2021 y el grupo paramilitar FAR. Una de las crisis humanitarias y de desplazamiento mayores del mundo. Según ACNUR, más de 8,5 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares,

El ministro de Finanzas de Israel, el colono antiárabe Bezalel Smotrich, abogó por "fomentar la emigración" de unos dos millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza, casi el total de la población del enclave, y sugirió el establecimiento de asentamientos judíos en ese lugar.

Los combates se recrudecen tras 8 meses de conflicto que ha provocado la mayor crisis de desplazamiento interno del mundo. La ONU pide hasta 4.000 M $ para ayuda humanitaria, aunque la guerra de Ucrania acapara la mayoría de los fondos. Se han reportado masacres por motivos étnicos en la región de Darfur y otros crímenes de guerra cometidos por ambas partes del conflicto. Las organizaciones humanitarias han documentado violencia sexual, reclutamiento de niños soldado y muerte de civiles. El riesgo de hambruna planea sobre unos 18 M de personas.

Con la atención del mundo centrada en la carnicería de Israel y Gaza, urge proteger a los civiles que corren el riesgo de sufrir nuevos desplazamientos forzosos o expulsiones masivas. Por desgracia, otros están viendo la oportunidad de adoptar o intensificar medidas drásticas, como las expulsiones masivas de refugiados, contra grupos no deseados en sus propios países. El riesgo para las poblaciones de refugiados de larga data en el exilio prolongado parece especialmente grave.

Tras el ataque de Hamás del 7 de octubre a Israel, la vida de los palestinos de Gaza empleados en territorio israelí dio un vuelco: sin opción de volver a la Franja, se vieron desplazados a Cisjordania después de la anulación de sus permisos de trabajo. Por ahora, miles siguen ahí atrapados, a la espera de regresar con sus familias.

Durante días se ha entregado un cheque en blanco a Israel para que bombardee Gaza y, si nada lo impide, con el riesgo de otra limpieza étnica a través del desplazamiento forzado de población palestina. El castigo colectivo a la población gazatí y la orden de Israel a más de un millón de palestinos de Gaza exigiendo su “evacuación” hacia el sur de la Franja violan la ley internacional humanitaria y constituyen un nuevo ejemplo de desplazamiento forzado.

Desde el caso Dívar, los consejeros están obligados a detallar en qué gastan el dinero que cargan a las arcas del Consejo por sus desplazamientos de trabajo, ya sea para asistir a plenos o comisiones o ejercer otras funciones de representación...

Leonor será sometida a una formación en la que la disciplina hará mucho acto de presencia. Aunque gozara de bastante libertad al no estar controlada por sus padres, los reyes de España, Felipe y Letizia, en el internado de Gales estuvo bastante controlada por los responsables del centro. Pero la formación militar hará que aquello pareciera una broma.