Es sabido, y ha salido en infinidad de reportajes, que el coltán, ese mineral necesario para la fabricación de smartphones y portátiles, proviene de minas en territorios en conflicto, y donde trabajan adultos y niños en condiciones tan peligrosas que se sabe que se entra, pero no siempre se sale. Cualquier consumidor pensaría que no se puede hacer otra cosa que comprarlos, a pesar de esto, porque todos los móviles que se producen llevan ese material. Pero eso no es del todo cierto. Sí se puede consumir de otra forma.