Nos convertimos en invisibles. Mientras ellos son galanes maduros como George Clooney, nosotras somos unas viejas. En el plano laboral, en una edad en la que a los hombres se les asciende a directores, a nosotras con méritos iguales o superiores nos condenan a trabajos peor pagados y mas precarios (si es que nos dan trabajo). Si tenemos un empleo, vemos que en la oficina no nos escuchan en las reuniones, e ignoran nuestras ideas. Nuestras opiniones no cuentan, y es que somos invisibles. Lo mismo ocurre en la mayoría de los espacios públicos. Es