El embajador de España en China, Manuel Valencia, tuvo que pedir disculpas a Beijing después de la humillación. Valencia se disculpó "profundamente por afrenta causada a la comunidad china". Y agregó: "Las opiniones expresadas por este personaje de ficción de ninguna manera representan el sentir de la sociedad española". Un comunicado de la oficina del embajador añadió que, en España, los ciudadanos chinos son "valorados, respetados y queridos por su contribución a la comunidad".