En la última década, millones de hectáreas de los mejores terrenos de todo el mundo, especialmente en África, han cambiado de manos. Una poderosa élite económica concentra ahora su propiedad para dedicarlas a proyectos agroindustriales o a la extracción de madera y minerales. Los campesinos, a veces sin información ni margen para decidir, se ven desposeídos de los es