Entendedme. No es que a ellas no las crea —cada cual es libre de vender su verdad como quiera, al igual que yo de creer que mienten—, sino que me cuesta dar por buenos sus argumentos en defensa de la prostitución voluntaria en alas de un empoderamiento femenino y feminista que defiende una prostitución libre, dialogada con el cliente y, hasta diría, que placentera.