Con su elegancia silenciosa, la bicicleta se abre camino entre los símbolos de estatus del siglo XXI, en modelos personalizados o firmados por grandes del diseño y la moda. En París, Milán o Tokio, la élite urbana escapa al estrés del tráfico de automóviles y motos pedaleando “chic”, sin contaminar ni perder la calma. Los diseñadores rivalizan en imaginación para responder a esa tendencia.