Para que se puedan producir huevos y existan ‘gallinas ponedoras’ ha tenido que existir un proceso de cría mediante inseminación forzada de las hembras. Cuando nacen, los pollitos se seleccionan en función de si son machos o hembras. Las hembras serán destinadas a granjas, ya sean industriales o extensivas. A los machos, como no compensa que sean criados para carne, se les mata al poco tiempo de salir del huevo. Esto algunas veces se hace mediante una trituradora, y otras mediante asfixia o apilados como basura hasta que fallecen.