Laru Sanson -una joven Tucumana- quiso hace una sesión de fotos con la mascota de un amigo, una perra de raza ovejero alemán llamada Kenai. Todo transcurría bien, y parecía una tierna escena de una tarde de verano al borde de una pileta, hasta que de repente, Kenai, seguramente viéndose amenazada por el abrazo de la joven, la mordió salvajemente. Laru fue asistida rápidamente, pero como consecuencia de las heridas recibidas en pleno rostro, tuvo que recibir más de veinte puntos de sutura.