España pagará la indisciplina fiscal, el cortoplacismo y la política sectaria. Hace demasiado que España dejó de ser un ejemplo en Europa. El paro, la falta de disciplina fiscal, el incumplimiento o continua postergación de sus compromisos lastran su reputación; la misma reputación de la que depende no solo que te presten dinero cuando más lo necesitas sino la celeridad, la cuantía y la condicionalidad de esa ayuda. La confianza no se gana derrochando simpatía sino cumpliendo el déficit y ajustando presupuestos.