El 26 de octubre de 2020 David, a sus 43 años, tuvo que aprender de nuevo a ponerse de pie y caminar. En aquella fecha, su segundo hijo, de año y medio, solo sabía gatear, pero ganó a su padre en la carrera por dar los primeros pasos. “Él fue más rápido”, admite David, con una sonrisa de oreja a oreja, observando al pequeño corretear por el salón de casa mientras su hermano mayor, de tres añitos, juega con sus camiones de bomberos. “Es curiosa la sensación de sentirse vivo”.