Yolanda Díaz, autoproclamada, autoerigida, autoesculpida, nacida de una perla y una jabonera como una Venus, esa Venus infantil, amuñecada y peluquerita que le salió a Botticelli o a Pablo Iglesias, se ha ventilado a Podemos. Consideremos a Podemos como el búnker ministerial y galapagareño, el gineceo de ecos y soledades de Iglesias, o lo consideremos como lo que quedaba del partido por las provincias y las mochilas, el caso es que Yolanda los ha reducido a mendicantes de las parroquias y a cuarterones en las listas. La negociación, en realidad