El programa llamado Cats at Work coloca a dos o tres felinos fuera de las residencias y negocios para tratar el problema de los roedores.

Mientras la política juega en el alambre, la contaminación del aire no da tregua en la capital española. La boina se ha convertido en una inseparable compañera. Madrid superó el 2020 los niveles máximos permitidos para el dióxido de nitrógeno (NO2), un gas tóxico asociado al tráfico rodado. Ni siquiera el confinamiento y la reducción de actividades que rigió desde el mes de marzo del 2020 permitió que los niveles de polución se situaran por debajo del umbral que marca la directiva europea (40 microg/m3de medio anual).

Los expertos señalan que el dolor por la pérdida de un animal puede ser tan intenso como el de una persona, pero que tiende a ocultarse porque es poco comprensible para parte de la sociedad. La I Cumbre Virtual Internacional del Duelo Animal es el primer evento, a nivel mundial, que aborda esta temática, a pesar de que cada vez son más las personas que conviven con mascotas.

La provincia de Jaén ha vuelto a ser testigo de la barbarie cometida contra un animal. Una voluntaria de la Asociación Tara, una protectora de animales jienense, ha subido un vídeo a las redes sociales en el que se la puede ver llorar desconsolada con un gato herido en su regazo. El animal, tal y como cuenta la voluntaria entre llantos, tiene todo el cuerpo quemado por un soplete. «El pobre tiene todo el cuerpo quemado, la cara destrozada, las orejas calcinadas...» [Imágenes duras, OJO. Recomiendo no ver. ]

Un lince planta cara y hace ademán de atacar a varias excursionistas que se toparon con él en mitad de un camino.