El negocio aéreo deja ingentes cantidades de dinero a los aeropuertos, tanto a través de las tasas que cobran a las aerolíneas y que éstas repercuten a los pasajeros como a través de los ingresos de los bares, cafeterías, tiendas duty free y demás comercios instaladas en los aeródromos, que además suelen ser muy caros. Hay aeropuertos que bonifican a las aerolíneas para que operen en ellos. La clave es mover a gente, tener un flujo de pasajeros, y de potenciales clientes en las tiendas del aeropuerto de turno o del propio avión.