Con más de 400 millones de usuarios, Instagram es una de las piezas clave para entender la cultura digital contemporánea. Absorbida por Facebook, que pagó una generosa cantidad por hacerse con la red social fotográfica, todavía sigue en auge pese a la competencia de otras aplicaciones como Snapchat. Como muchas de sus hermanas, su gran reto ha sido el de monetizar su actividad algo que, parece, han aprendido a hacer antes sus usuarios que la propia compañía.