La mujer, de 37 años, de Milán, acusada de homicidio voluntario. La primera declaración de Alessia no pudo ser más desconcertante: «Yo vi que no se movía, le di una palmadita en la espalda, le metí los pies en el lavabo para mojarla, pero no reaccionó. Le pedí ayuda a una vecina e inmediatamente llamó a los servicios de urgencias». Al juez confesó: «Sabía del riesgo que podía correr, pero no soy una mala madre». Alessia ha reconocido que deseaba quitarse un «peso» de encima, tener «el sentimiento de ser libre, finalmente aliviada por un tiempo