Nunca será fácil aceptar que resulte premiado el que peor se comporte. Si su comportamiento implica el haber hecho correr ríos de sangre, el premio será todavía más inmerecido. El colmo llega cuando se trata del desangre de las venas del propio pueblo de quien se haya mantenido en el poder por la fuerza, apelando a la tortura y la masacre de sus hermanos, con apoyo foráneo. El reintegro de Siria a la Liga Árabe puede dejar desprovistas de justicia a las víctimas de un régimen que comenzaría a quedar cubierto con el manto de la impunidad.