EL acuerdo del 20 de febrero entre Grecia y el Eurogrupo, que prolonga por cuatro meses el plan de ayuda de la UE, del BCE y del FMI, ha evitado males mayores para todos los europeos. Pero empieza a parecer un alto el fuego provisional muy débil que puede romperse en cualquier momento. Al acuerdo se había llegado con el dramatismo mediático que caracteriza las negociaciones europeas. Y ha sido, en general, presentado como una total derrota del nuevo gobierno griego, que habría tenido que desdecirse de su fantasioso programa electoral...