Después de "pagar mucho dinero" para tener a "su propio hijo" a través de un vientre de alquiler, cuando finalmente nació el bebé, el hombre explica que su ilusión se vio truncada: "Tras tres días de vida, supe que algo andaba mal". El recién nacido presentaba rasgos asiáticos, pelo negro, ojos marrones...y la pareja era rubia, blanca y con ojos azules. En ese momento pensaron en recurrir a una prueba de ADN y descubrieron que aunque ella sí era la madre, él no era el padre. La pareja quedó "devastada".