Rafa Nadal es, sin ninguna discusión, el mejor tenista español de todos los tiempos. Tanto por palmarés como por relevancia mundial, el manacorense ha conseguido su hueco entre las leyendas del deporte (de cualquier deporte), en parte gracias a una gran inteligencia para plantearse sus retos, tanto en los momentos álgidos de su carrera como en los complicados con las lesiones. Paralelamente, además, ha sabido crear un emporio económico nada desdeñable.