A pesar de varios meses de lucha el silencio mediático fue evidente. Según describe la propia Anniken Jørgensen, “Es increíblemente frustrante que una importante cadena de ropa tenga tanto poder que pueda asustar al periódico más importante de Noruega. No es de extrañar que el mundo esté así. Pensaba que en mi país había libertad de expresión. Me equivoqué“.