La mujer fue caminando el domingo a la tarde hasta la panadería Vega, ubicada a ocho cuadras de su casa en La Rita de Pococí, Limón. Compró dos bollos de pan a menos de un dólar cada uno, y regresó a su hogar. Una hora más tarde reapareció, enojada. Aparentemente, el pan no tenía buen gusto, así que exigía que le devolvieran el dinero. El dueño del negocio se rehusó tajantemente, y la mujer se tuvo que ir. Unos minutos después volvió a presentarse. Esta vez llegó en auto y acompañada por su marido.