Desde hace mucho sabemos que la extrema izquierda no sólo genera pobreza, sino que la necesita y la busca. La pobreza no es sólo la consecuencia de sus políticas, es el objetivo. Ejemplos los hay a patadas, de Detroit a Argentina, pasando por Grecia o Venezuela (por no citar casos en España que nos vienen a todos a la cabeza). En todos ellos, la devastación económica no sólo no produjo una reacción en las urnas, sino que en parte ayudó a consolidarse al partido del régimen.