La técnica consiste en instalar un jardín móvil sobre el techo de autobuses de transporte público. El sistema del paisajista catalán Marc Grañén, desarrollado a través de la empresa Phytokinetic, ha permitido ajardinar ya los primeros vehículos en Barcelona, Gerona y Palma de Mallorca, además de desarrollar otros proyectos en Argentina y Reino Unido. Cada metro cuadrado de estos jardines móviles captura unos 20 kilogramos de dióxido de carbono al año.