Los chinos, por regla general, carecen de estrategia, les cuesta tomar decisiones de negocio, entienden mal el gobierno corporativo y les preocupa la siguiente operación. Los datos son reveladores. A cierre de junio de este año, inversores chinos, bien directamente, bien a través de sus corporaciones, habían realizado compras de empresas en el extranjero por valor de 134.000 millones de dólares (120.000 millones de euros).