Empujar personas al mar es despreciable. Pero devolver a esas personas a quienes les han empujado es igual de despreciable. El autodenominado gobierno más progresista de la historia ha vivido una semana de todo menos progresista. En poco más de siete días, el Partido Socialista ha permitido que los toros vuelvan a la televisión pública, ha vetado la ley trans y ha mandado venga de militares a enfrentarse a niños recién salidos del agua.