Si en el porno online, pero también en los vídeos musicales más exitosos, así como en la mayoría de la publicidad que nos persigue por las calles, las chicas aparecen como objetos disponibles para ser deseados y usados, los hombres, lógicamente, aparecemos como los sujetos activos, como los que miramos y deseamos, como los que detentamos el poder y la autoridad para disponer de ellas. Si el modelo para las chicas es la sumisión y la entrega, para nosotros es el dominio y el control. Ellas parecen reducirse a una suma de orificios penetrables.