De ahí que mientras que el grueso de los especialistas en Derecho Penal consultados por la prensa se siguen absteniendo de emitir juicios contundentes sobre el particular ante la dificultad para poder verter una opinión documentada, los tribunos Sánchez, Iglesias y Rivera, con sus respectivas mantas liadas a la cabeza, anden lanzados en busca del aplauso fácil y barato de la calle