¿Cómo puede ser esto de que los mismos hechos no sean delictivos para unos tribunales y sí para otros —y, en este caso, para el que al final importa, que es el Supremo—? ¿Cómo puede ser que sin cambio legal por medio la misma persona que ayer estaba transparentemente en el club de cannabis, con la policía paseando tranquilamente ante su puerta, hoy pueda penar entre los muros de una prisión?