En 2002, el conductor promedio de Londres pasó la mitad del tiempo de viaje parado en el tráfico, y el transporte por carretera representó el 95 por ciento de la contaminación por partículas finas en el centro de la ciudad. Para combatir estos problemas, el alcalde del Gran Londres, Ken Livingstone, recurrió a al peaje urbano o "cobro por congestión". Si bien muchas ciudades han considerado el "cobro por congestión", solo algunas han funcionado. Entonces, ¿qué funcionó en Londres?