A principios de diciembre, circularon imágenes por todo el mundo con decenas de hombres palestinos en la ciudad de Beit Lahiya, en el norte de la Franja de Gaza, que habían sido despojados de su vestimenta –quedándose apenas en ropa interior–, obligados a arrodillarse o a sentarse con la cabeza gacha e introducidos en camiones militares con los ojos vendados como ganado. La amplia mayoría de los detenidos eran civiles sin ningún tipo de vinculación con Hamás –como después confirmarían funcionarios de seguridad israelíes–, a quienes...