Es un gran táctico que entiende perfectamente las principales claves de la política del siglo XXI, especialmente la de la actual y última década. En ambos períodos, el secreto del éxito ha sido emocionar a la población, en lugar de convencerla con un magnífico programa electoral. La credibilidad es una virtud del pasado, escasamente valorada por los ciudadanos. El “puedo prometer y prometo” de Adolfo Suárez es una antigualla.