La Diada de Catalunya se ha convertido en lo que quiera cada uno. Ya no es un día para celebrar la unidad de los catalanes, sino para proyectar e imponer la idea de Catalunya que tenga cada ciudadano en mente y, sobre todo, para cargar duramente contra quien piense distinto. Empiezo a escribir este artículo poco antes de las 12:30, y en la fiesta nacional de todos los catalanes ya se han vivido pitadas, asaltos a sedes, insultos y hasta una agresión a una periodista. Todo un ejemplo de sociedad, y de país.