Salvador (84 años) nota que a sus piernas les cuesta andar más que de costumbre. Pero ha olvidado por qué. "Sufre alzhéimer", explica su hija Esther, que este sábado lo acompaña a dar el primer paseo al sol aprovechando la primera ventana de dos horas –de diez a doce– que el Gobierno ha abierto para la población dependiente y la de más 70 años tras 50 días de confinamiento. "¿Podemos sentarnos en el banco?", protesta Salvador. Esther le regaña cariñosa: "No, acabamos de salir y llevas casi dos meses en casa".