En la casa de Alexandra (Bucarest, 1985), situada en el pueblo castellanomanchego Viso del Marqués, el garaje está dividido entre ordenadores de segunda mano —el negocio de su marido— y todas las existencias que han ido acumulando en los últimos meses. "Tenemos suficiente para sobrevivir de seis a ocho semanas", dice ella mientras enseña los productos. "Pero el kétchup... ¿da para más, no?". "Bueno, con los dos niños... un mes y da gracias", dice soltando una carcajada.