Toda nueva residencia de mayores o discapacitados, sea pública o privada que quiere concertar sus servicios, deberá ser pequeña, tener prácticamente todas las habitaciones individuales, funcionará en torno a grupos muy reducidos, la ratio de personal crecerá hasta en el 60 %, deberán pasar controles permanentes de calidad, el acceso a la sanidad será igual al de cualquier vecino, los internos serán quienes digan cómo quieren vivir y decorar sus estancias y tendrán voz y voto en la gestión. Finalizará con las sujeciones y los "pastillazos".
