Aunque el Air Force One aterrizó puntualmente y sin sobresaltos en Hangzhou (este de China) este sábado, la estricta logística planeada por las autoridades chinas para recibir al presidente de EE.UU., Barack Obama, derivó en un absurdo rifirrafe entre funcionarios de ambos países. Sin que hubiese una escalinata preparada para conectar, como es habitual, con la puerta más alta del Air Force One (AF1), el presidente tuvo que descender por la de un nivel inferior, quedando lejos del alcance visual de la delegación oficial y de la prensa