Caos en las compras sospechosas y chapuceras, caos entre esos sanitarios que se jugaban el tipo (algunos lo han perdido para siempre) por carecer de medidas de protección, caos en las informaciones que evolucionaron desde ese «esto es apenas un resfriado» al «de esto se muere», caos con las mascarillas que no servían ni siquiera para el goteo de pertinaces mocos y luego son obligatorias cuando viajemos en transporte público, caos en el desconfinamiento de fases que a lo mejor se desfasan...