Una mujer acude a su médico de cabecera con dolor en el pecho. En la consulta de al lado se produce la misma situación, pero el paciente es un hombre. La primera tiene más probabilidades de irse a su casa con un diagnóstico relacionado con el estrés o la ansiedad y con la prescripción, incluso, de un tratamiento con ansiolíticos. El segundo, sin embargo, es probable que salga por la puerta con una cita para una prueba que analizará si tiene alguna enfermedad cardíaca. No es una norma, pero ocurre