A la luz de lo sucedido el 9N, parece claro que la tensión territorial sigue siendo uno de los mecanismos mediante los que el régimen se reinventa una y otra vez, creando los espacios, los protagonistas y los términos del debate legitimo. Catalanismo político en Cataluña y nacionalismo español en Madrid, y vuelta a empezar. La crisis de las fiscalías, y su evidente aire de farsa, parece pensada para producir el necesario equilibrio institucional que también requiere esta crisis.